Breaking Bad: confesiones de una devota


No estaba entre mis planes escribir sobre el final de Breaking Bad, pero con el paso de los días y la certeza de que pasará tiempo hasta que vuelva a hacerlo me resulta inevitable.  Igual que cuando alguien me pide que le aconseje qué ver: la serie de Gilligan se ha convertido en las primeras palabras que pronuncio, casi inconscientemente, como si más que un producto televisivo fuese una religión a la que todos deberíamos pertenecer. Y por ello no comprendo, aunque quizá respeto, a aquellos que dicen que no es para tanto, que no les gusta o que incluso es previsible. La fe me pierde, pero mientras las temporadas me resulten tan redondas seré devota de este dogma que en un año, quizá dos, se alimentará de tiempos pasados esperando el turno que a todas las series les llega, el de ser revisionadas.

En realidad poco tengo de decir de la cuarta temporada en sí, que no se haya dicho ya (aquí los excelentes ejemplos de tvspoileralert, Diamantes en serie y Carrusel de Series). Como si el brillante punto álgido en el que terminó la tercera temporada no hubiese perdido ni un ápice de su calidad, la temporada que terminó el pasado lunes es un sobresaliente punto y seguido hacia el ocaso. Al igual que podría haber sido un válido punto final en el caso de que Gilligan y la AMC no hubiesen alcanzado un acuerdo (admito que con algún fleco pendiente). Breaking Bad no decepciona, ni en el fondo ni en la forma, nada se deja en el aire mientras se dibuja un vivo y extremo retrato en el que los trazos y los colores son igual de importantes. Los paisajes y los personajes conforman (y perdón por la intensidad) imágenes perfectas, cuidadas, en las que el color, la música, las palabras y los gestos tienen una razón tan brillante y escogida como ellas mismas.

Lo sé, me lleva la devoción pero es que todavía no he encontrado una serie, que se emita hoy, y que resulte tan perfecta, esté tan cuidada y produzca en el espectador una sensación de complicidad y desafío iguales. Simplemente estoy aquí para ganar adeptos a la causa, porque todavía no conozco a nadie a quien se la haya recomendado y no me haya agradecido la recomendación con ojeras y ganas de ver más. Y como toda religión que se precie,  aquí quedan los diez mandamientos/razones por las que no deberías perdértela:

1.- Amarás a Gilligan sobre todas las cosas. Porque el creador de Expediente X ha sabido crear, a base de esfuerzo y cálculo, una serie con identidad propia, con personajes que se convertirán en iconos y situaciones tan inspiradoras como creativas.

2.- No tomarás el nombre de Heisenberg en vano. El alter ego del personaje principal se mezcla con él mismo invariablemente, creando entre los seguidores de la serie la eterna pregunta: ¿será una respuesta tipo Walter o tipo Heisenberg?

3.- Santificarás los días de emisión. Y ahora los lunes somos un poco más huérfanos y tendremos que conformarnos con recibir noticias  del comienzo de la grabación de la próxima temporada o revisiones desesperadas en las que la morriña se calme con videos de Youtube o canciones convenientemente colocadas en la lista de reproducción.

4.- Honrarás a Walter y a Jesse. Y bendecirás sus futuros proyectos. Porque han puesto voz y cuerpo a unos personajes con caracterísicas propias, que siempre serán Walter y Jesse, pase el tiempo que pase.

5.- No eliminarás los capítulos de tu disco duro. Y harás lo posible por demostrar tu fe invirtiendo en productos físicos que a la larga sólo tienen efectos decorativos. Aunque sólo sea para revenderla cuando se convierta en un incunable de los DVD´s y formatos similares.

6.- No cometerás actos impuros. No te dormirás durante un capítulo, ni lo pararás bajo ninguna (NINGUNA) circunstancia. Porque no conviene perder detalle de cada una de las tramas, hiladas con tanto cuidado y tanto detalle que si te ves envuelta en una de las dos posibilidades no puedas evitar volver a ver el capítulo. Probado.

7.- No malversarás. Los capítulos se prestarán desinteresadamente, y sin espera de recompensa. Porque tendrás con quién conversar desinteresadamente, porque recordarás la sensación que tuviste cuando al otro lado de la pantalla encontraste un señor maduro en calzoncillos montado en una caravana en medio de un lejano desierto.

8.- No darás falso testimonio ni mentirás. Y si alguna producción resulta más meritoria que Breaking Bad lo reconocerás. Siempre se pueden encontrar nexos de unión y utilizarlos para ganar adeptos. Porque no comprendo las comparaciones con otras series de la misma cadena y no puedo evitar (como hacemos todos) pensar qué hubiera pasado si hubiera podido presentarse a los Emmy.

9.- No consentirás pensamientos ni deseos impuros. Y si discrepas con algún aspecto de la serie serás respetuoso con su creador y recordarás los buenos momentos pasados. El propio Gilligan llegó a decir que los seguidores de la serie puede que, en algún momento, dejemos de amar, o tolerar, depende de grados, a Walter. El nivel de escrúpulos de los protagonistas queda claro en los primeros capítulos, no vale sorprenderse ahora.

10.- No codiciarás los bienes ajenos. Como por ejemplo la fama de Mad Men entre las niñas bien o la admiración que The Wire despierta entre quienes se dicen expertos. Algunas como la última consiguen el beneplácito de la crítica, pero no le acompañaban ni los premios ni el público. De la primera todavía hay que ver cómo regresa en la peleada quinta temporada y si la expectación no la mata.

Sin ánimo de resultar irrespetuosa, sólo me queda justificar estas líneas escudándome en los futuros meses de ausencia y en mi deseo de recomendaros una serie poco ortodoxa, de humor negro y respuesta rápida, que disfrutaréis y paladearéis aunque a veces deje un regusto amargo.

6 comentarios en “Breaking Bad: confesiones de una devota

  1. Me quedan los tres últimos y estoy que me como una mano. La mejor serie de la actualidad. Una autentica gozada. Lo que me gusta de esta serie es la capacidad que tiene para envolverte sea la trama más o menos intensa. Me pondré los mandamientos junto al televisor para que no se me olvide honrarlos y respetarlos siempre. Espero que su última temporada está a la altura de todo lo que hemos visto. Seguro que sí.

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