Party Down: las divertidas entrañas de una empresa de catering


El revuelo que causó hace unos meses el éxito recaudatorio del proyecto de crowfunding para llevar a Veronica Mars a la gran pantalla provocó que se especulase con la continuación de otras series que, desgraciadamente, tuvieron un final tan abrupto como el de la joven de Neptune. Según los comentarios escritos en blogs y redes sociales, una de las candidatas a regresar gracias a éste modelo de financiación era Party Down. Veinte capítulos después puedo decir que Rob Thomas (sí, el mismo que la serie protagonizada por Kristen Bell) puede contar con algunos de mis eurillos para devolver a esta particular «banda» de camareros a la pantalla. Sea la que sea.

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Emitida por Starz en 2009 y 2010, Party Down acompaña en su día a día laboral a un grupo de camareros que trabajan para la empresa de catering que da nombre a la serie. Asistimos a funerales más sorprendentes de lo que cabría esperar, fiestas de cumpleaños inesperadas o destinadas a fracasar y bodas surrealistas en las que el mejor emparejado no termina siendo ninguno de los contrayentes. Pero como son un catering asequible para todos los bolsillos, también trabajan en entregas de premios del mundo del porno, hilarantes estrenos en teatros comunitarios o en el backstage incomprendidas estrellas musicales. Y todo ello de la mano de seis camareros que tratan de abrirse hueco en el feroz mundo del cine en esa «playa repleta de granos de arena» llamada Los Ángeles.

Uno de esos granos es Henry (Adam Scott) un aspirante a actor que vencido ante la falta de oportunidades decide regresar al que fuera su trabajo años atrás en éste particular catering. Allí se encuentra con su inseguro amigo Ron (Ken Marino), que dirige orgullosamente al equipo de camareros, en el que Roman (Martin Starr), estereotipo del guionista de ciencia ficción poco agraciado y socialmente torpe, no deja de discutir con Kyle, imagen de las cabezas huecas de cara bonita que habitan en el mundillo de la interpretación. El toque femenino lo ponen Casey (Lizzy Caplan), aspirante a cómica con una complicada vida social y laboral y Constance (Jane Lynch) un espíritu libre al que en la segunda temporada sustituye Lidya (Megan Mullaly) una sorprendente madre divorciada de una adolescente aspirante, como no, a estrella cinematográfica.

Con este curioso grupo haciendo sándwiches y paseando bandejas no parece tan descabellado que en cualquier episodio podamos encontrar a uno de los camareros coqueteando, voluntaria o involuntariamente, con las drogas o con algunos de los asistentes a las fiestas en las que trabajan. En ellas podemos encontrar además interesantes cameos, como Steve Guttenberg haciendo de sí mismo como cliente del catering, el ex-jugador de los Lakers Rick Fox o la estrella de Star Trek, George Takie. Steven Weber, J.K. Simmons, mi querido Bubbles de The Wire, André Royo, interpretando a un productor de cine o la propia Kristen Bell, como jefa del catering enemigo, son otras de las caras conocidas del mundo de la televisión que podremos en encontrar en esta producción tan desconocida como divertida. Por si esto fuera poco, buena parte del equipo de Veronica Mars y el conocido actor Paul Rudd se encargan de los guiones, mientras que Fred Savage, más conocido como Kevin Arnold en Aquellos Maravillosos años, dirige nueve de los veinte capítulos que conforman Party Down.

Si todo esto no os ha convencido de lo necesario que es su regreso, y contribuir a ello con unos eurillos, aquí están, por ejemplo, las razones de Mariló García, que también son muy poderosas. Pero lo mejor es que dediquéis trescientos minutos de vuestro verano a este grupo de trabajadores, auténtico y genial a partes iguales, que a la espera de una oportunidad que les permita cumplir sus sueños, comparten sus miedos, sus adicciones y sus esperanzas mientras trabajan en los escenarios más inesperados.