El día que parecía que no iba a llegar nunca llegó, y el final está cada vez más cerca. Desde la madrugada del lunes, el primer episodio de la octava temporada de ‘Juego de Tronos’ está disponible y algunos solo podemos pensar ya en el siguiente. Pero antes de que lleguen los preliminares de la madre de todas las batallas, y por seguir con una vieja y sana costumbre, analicemos las claves del capítulo que lleva por título ‘Invernalia’. (La noche está llena de terrores, y lo que sigue, lleno de spoilers. Tu sabrás)
Estrenando maqueta
Que uno no se puede perder ni la apertura de cada capítulo de ‘Juego de Tronos’ es por todos sabido, después de siete temporadas. Y no hace falta ser demasiado experto para darse cuenta de que las criptas de Invernalia, tal y como anunciaba el tráiler, van a tener una relevancia especial. Pero quizá, esta última entrega, va a haber que estar más atentos de lo habitual, ya que la “intro” nos puede ayudar a saber dónde se encuentran el Rey de la Noche y los Caminantes Blancos en su incursión por Poniente.
En el primer episodio, tras encontrarnos con el Muro roto aparece un lugar desconocido hasta ahora, Last Heart, Último Hogar en la versión en español. Es el castillo más septentrional de Poniente, sin contar los de la Guardia de la Noche, y pertenece a una familia que no conocemos al comienzo del episodio, pero sí al final, los Umber. Su joven representante aparece primero en Invernalia, nervioso ante la categoría de sus interlocutores, que le envían de vuelta a su hogar para pedir refuerzos. Poco antes del final del episodio, cuando Tormund, Dondarrion y Eddison buscan Caminantes, vuelve a aparecer. Esta vez, clavado en la pared y rodeado de brazos y piernas amputadas, colocadas en forma de espiral.
Hablando de espirales…
Aunque los materiales elegidos por el Rey de la Noche para su composición artística no son nuevos, sí lo es el lugar elegido, una pared, y el efecto que, involuntariamente, consigue darle Dondarrion con su espada flamígera. Cuando el fuego se extiende, el espectador puede ver con claridad un símbolo que nos resulta familiar. En la tercera entrega, y sobre la nieve, vimos la misma espiral hecha con caballos muertos. En la sexta, cuando la producción nos descubrió el papel de los Niños del Bosque en la creación del Rey de la Noche, vimos una formación similar rodeando un árbol. Y en la temporada siguiente, Daenerys y Jon pudieron ver las espirales dibujadas en las cuevas de Rocadragón.
En todo este tiempo nada se ha sabido sobre el aprecio que siente el líder de los Caminantes Blancos por este tipo de representaciones, más allá de que los creadores han sugerido que serían una forma de demostrar que son algo más que meros zombies y pueden albergar algún tipo de inteligencia. Vale, ¿pero qué van a hacer con ella?
“Yo también soy su familia”
Cuando pudimos enjuagarnos las lágrimas tras el reencuentro entre Arya y Jon, nos encontramos con ambos recordando esa primera temporada que tantas veces regresó anoche, gracias a Aguja. Pero cuando se pusieron serios y Sansa se convirtió en motivo desacuerdo, ambos insistieron en señalar la importancia de la unidad. “Estoy defendiendo a la familia, como hace ella” dice Arya para sorpresa de su hermano, que le recuerda que también forma parte de ella. En ese momento ambos se abrazan y sobre su mullido hombro la pequeña de los Stark insiste. “No lo olvides”.
Cuarenta minutos después el bastardo descubre que ha dejado de serlo, y su principal preocupación es decírselo a la señora a la que le va a quitar el puesto, con la que se acuesta y que, por cierto, es su tía. No le quito ni un ápice de importancia a ese incómodo momento, pero después de un primer episodio en el que se han hartado de hablar de familia, de la importancia de Jon para Invernalia y de lo difícil que es ganarse la lealtad de los norteños… ¿Cómo se van a tomar sus (no) hermanas la noticia? ¿Y Varys, Ser Davos y Tyrion, el trío cotilla del visillo? ¿Y el resto de Poniente?
¿Dónde están mis elefantes?
Eran muchos los que esperaban que, con la contratación de la Compañía Dorada por parte de Cersei, las batallas de ‘Juego de Tronos’ contasen con un nuevo atractivo, los elefantes guerreros. Sin embargo, según se disculpó el comandante Strickland, los paquidermos no viajan en barco, y por lo tanto su participación en Poniente quedaba descartada. Entre líneas se pudo leer perfectamente que bastante tienen en el departamento de efectos especiales de la serie con los dragones, como para andar preocupándose por bichos que, llegado el momento, no aportarán nada y no son más atractivos que las criaturas de Daenerys.
El encargo
Ahora que nos vamos a quitar de encima el romance entre Jon y Daenerys, me da bastante pereza pensar que Arya y Gendry podrían ser los nuevos tortolitos de ‘Juego de Tronos’, aunque la sonrisa final de ella en la escena que comparten es reveladora. Pero mucho más importante es la petición que la Stark hace al herrero, cuando le entrega un papel con el dibujo del arma que quiere que forje para ella. Arya ya tiene la vieja espada de Bran, hecha con acero Valyrio y por lo tanto capacitada para matar Caminantes Blancos. Pero ¿para qué necesita una de vidriagon? ¿Es el elemento algo irrelevante, y por tanto solo quiere otro arma con la que luchar, con los medios de los que dispone? ¿O forma parte del disfraz que vestirá su próxima cara?
Eddie, el pelirrojo sin párpados
Los más atentos han descubierto que en la escena de Bronn, además de retomar prácticas exhibicionistas de antaño, la serie ha hecho un guiño a los más fanáticos. Y a Ed Sheeran. En la breve escena, que gana interés cuando aparece Qyburn, las jóvenes prostitutas con las que el mercenario quiere pasar un buen rato no dejan de hablar. Mientras se desnudan, las tres hablan del triste destino de “Eddie, el pelirrojo” que volvió de una batalla con dragones con “la cara quemada. Ahora no tiene párpados” comenta una de ellas apenada.
A pesar de que durante su aparición en pantalla el cantante nunca reveló su nombre, parece ser que los guionistas no se rompieron demasiado la cabeza y llamaron a su personaje Ed. Y los cotilleos de las prostitutas se referirían a él, porque el solista inglés es pelirrojo… Y porque no conocemos muchos más personajes (vivos) que se llamen Ed.
Vuelta al inicio
“Lo que hago por amor”. Con esas palabras se cerraba el primer episodio de la primera entrega de la serie, después de que Jaime empujase a Bran tras descubrirle con Cersei. Sesenta y seis capítulos después, Jaime y Bran volvieron a verse las caras, en el reencuentro más inesperado de un capítulo lleno de ellos. Un momento breve, apretado por los créditos, pero suficiente como para descubrir un revelador gesto en la cara del Lannister.
Ambos personajes han pasado por muchas cosas desde aquel cruento acto de “amor”, y ni el amante de la reina es tan despreciable como entonces, ni el joven Stark es el hombre que se supondría que es. Porque no lo es, es el Cuervo de Tres Ojos, sea lo que sea eso. Así que me muero de ganas por ver como salen de una reunión en la que Bran ha invertido muchas horas (y esto dice mucho de su capacidad para ver el futuro) porque ya estaba esperándole en el patio la noche anterior. ¿Seguirá con su espíritu de “no estamos para menudencias” que le sirvió para zanjar el encuentro entre Sansa y Daenerys? ¿O se cobrará su venganza, aunque sea después de todas las batallas?